Friday, January 18, 2013

Cap 2. Segundo encuentro

Eran las 15,30 de la tarde cuando Bea dejó su maleta repleta de libros sobre la mesa del salón con un resoplido. Se había librado de Vanesa por hoy, pero no de la bronca del profesor por llegar tarde… Menos mal, que su amiga Elena la había animado un poco y ya estaba por fin en casa….aunque ahora quedaba otro pequeño tema…
 
 -Menudo día! A ver como le cuento lo de los anuncios a mi madre – pensó- Bueno…lo mejor será que use la técnica nº12…
-Ejem…ejem…¿Mamá?- pregunto Bea al aire con su mejor voz de “yo no he roto un plato en mi vida”
-Si? Ya has llegado? – preguntó su madre desde alguna habitación de la planta de arriba.
-Si verás…tengo que …ehhh…decirte algo..
-Si bollito ¿Qué pasa?
Como odiaba cuando su madre usaba diminutivos de pastelería para referirse a ella…Pero en este momento era mejor no decirle nada y que estuviera de buen humor.
-Es sobre los anuncios que me distes esta mañana…ha ocurrido un problemilla con ellos…
-Ah! Genial ! Muy bien! Tenemos que hablar sobre eso- la cortó su madre antes de que pudiera acabar.
-Eh?!
Bea tenía la boca semiabierta de la impresión…¿Su madre había oído la palabra “problema” dentro de una frase que incluía los anuncios y no estaba enfadada?..
Genial!!
-Voy a echarle un vistazo a Cristina!-dijo Bea a su madre sin creerse aun su buena suerte.
Fue directa a la salita de la planta baja donde su hermana pequeña solía dormir la siesta. Se asomó a la cuna y allí vio a la pequeña profundamente dormida.
-Hola enana..- le susurro Bea para no despertarla. Parecía tan frágil y tan delicada arropada entre aquellas mantas.
-¿ Sabes? Mamá está hoy de muy buen humor…no se porqué pero es genial…al menos no parece que vaya a echarme el sermón – Bea rió bajito ante su propio comentario.
-¿A que no sabes que?- volvió a preguntarle al bebé como si este pudiera entenderle- Esta mañana me dio un montón de anuncios para buscar a alguien que pueda cuidar de ti mientras ella no está… ¡Cómo si yo no pudiera hacerlo!..Yo quiero cuidar de ti- dijo mientras la arropaba aún más- pero ella dice que me vas a dar mucho trabajo, y que debo concentrarme en los estudios porque eso sera bueno para mi futuro…bla, bla, bla… ¿No crees que se está pasando?
Bea sonrió tiernamente al bebé – Aunque se que lo hace por nuestro bien- pensó
-Pero mira que hacerme colgar todos esos anuncios!-se quejó pensando en el taco de folios
-Aunque…gracias a ellos he tenido un encuentro…ummm… ¿agradable?..bueno, yo diría “interesante”
Bea se sonrojo un poco al recordar el encontronazo de esa mañana con aquella chica.
-Sabes enana? Tenia unos bonitos ojos tormenta…Y su pelo…- Bea fue bajando su voz a un susurro mientras recordaba aquel largo y ¿suave? pelo negro rozando sus mejillas mientras aquella chica se levantaba de encima suya y como sus sorprendentes ojos parecían estar teniendo una batalla interna…
Bea se sorprendió a si misma pensando detenidamente en esa chica.
-¿Pero que hago?…Si es una borde!!
Meneo un poco la cabeza para alejar esos pensamientos. Dio una última mirada a su hermana pequeña y recogió los peluches del suelo para llevarlos a su cuarto. Beatriz salió de la salita con un brazo lleno de peluches y cerrando la puerta con la otra mano.
-Descansa enana-
Susurró a la puerta antes de girarse por completo…aunque quizás no debió hacerlo porque dio de lleno con algo que estaba de pronto frente a ella, lo cual provocó que prácticamente rebotara hacia atrás en dirección al suelo, soltando todos los peluches en el proceso.
De forma automática intento agarrarse a aquello con lo que había chocado, para no caer al suelo por segunda vez en el día. Al hacerlo se quedó a escasos centímetros de lo que parecía ser la cara de alguien y como si de una broma del destino se tratara, llego a sus oídos el sonido de la voz de la última persona que esperaba encontrar allí.
-Parece que chocarte conmigo se ha convertido en uno de tus pasatiempos favoritos…eh?
Bea levantó la mirada asustada para encontrarse de lleno con dos hermosos ojos color tormenta.
Se separo rápidamente de la chica intentando mantener su mirada y esconder su sonrojo.
-Yo no hubiese chocado si tu no estuvieras en medio!..Además, esta mañana has sido tu la que se ha tirado, prácticamente, encima mía!
-Bueno… -respondió la chica morena – ya estamos empatadas no?- dijo mientras levantaba una ceja en un gesto un tanto irónico.
Bea puso los ojos en blanco y se agachó a recoger los peluches esparcidos por el suelo, a la vez que la otra chica hacia lo mismo.
-Oh! Que mona!..¿Aún duermes con tu osito de peluche?- dijo irónicamente moviendo un pequeño oso de peluche frente a las narices de Bea. Ésta se lo arrebató de las manos diciendo:
-No es mió!! Es de mi hermana pequeña que…¡ Espera! ¡¿Qué demonios haces tú en mi casa?!
La morena abrió la boca pero no le dio tiempo a decir nada porque la madre de Bea apareció por detrás, ya vestida para el trabajo y diciendo:
-Veo que ya os habéis conocido!- su madre sonreía mirando la escena.
Bea no entendía nada… ¿De que conocía su madre a esa chica?¿Y que hacía en su casa?
-Vamos al salón y te lo explicare todo – le dijo su madre.
-¿! Que ella va a cuidar de Cristina?!!
-Si cariño, y no levantes la voz- le fijo su madre mas seria.
-Pero… ¿Cómo?..¿Cómo ha…?
-Ah! Es que esta mañana esta chica ha venido a casa con uno de los anuncios que colgaste…por cierto que aún no te he dado las gracias por colgarlos bollito!
Bea enrojeció de pronto y miro de reojo a la otra chica que parecía estar luchando por no reírse, mordiéndose el labio.
 -Y bueno – continuó su madre – me dijo que estaba muy interesada en el trabajo y que como es universitaria sólo tiene que ir a clase por la mañana, así que tiene las tardes libres para cuidar a Cristina…Qué bien! ¿No?- dijo mirando ilusionada a su hija.
Bea hizo un intento de sonrisa que acabó por convertirse en una mueca extraña.
-Además… – añadió su madre- ¡Cristina la adora! Deberías ver cuando la cogió en brazos… ¡Ni siquiera se ha quejado!
Eso si que era raro – pensó Bea – su hermana no solía dejar que desconocidos la cogieran en brazos, ese privilegio estaba reservado para ella y su madre.
-Y me ha parecido una chica muy simpática ¡Y se le dan tan bien los niños! – dijo su madre sonriéndole abiertamente a la morena que estaba sentada en un sillón sonriendo tímidamente.
¿Simpática?..¿Se le dan bien los niños?..Esto debe ser una broma…¿ Es que el mundo se ha vuelto loco? ¡Aquella tia no era para nada simpática!
Oh! Espera…¿Es que esa tía era simpática con todo el mundo menos con ella? ¿O es que intenta hacerse la simpática para conseguir el trabajo? Extrañas imágenes de la película “la mano que mece la cuna” pasaron por su cabeza, pero sus ideas fueron cortadas por la voz de su madre.
A si que le dije a Raquel que el trabajo era suyo!
Raquel…por fin sabía su nombre.
-Bueno ¿que te parece?
Pero antes de poder contestar, su madre la cortó de nuevo.
-¡La hora! ¡No llegaré a tiempo al trabajo! Espero que te cunda la tarde- dijo dándole dos besos a su hija- Si Raquel necesita algo, échale una mano que es su primer día…
-Ah! Pero… ¿Se queda hoy?
-¡Claro!..Uy! Yo tengo que irme ya! Raquel espero que no tengas problemas…Si pasa algo ya tienes mi número.
-No se preocupe señora – añadió Raquel.
-Bueno…¡Adiós bollito! –dijo su madre antes de cerrar de un portazo dando paso a un completo silencio que inundó la casa.
Bea se había quedado parada en mitad del salón, dándole la espalda a Raquel y mirando la puerta por la que acababa de salir su madre.
Aún seguía retumbando en su cabeza las últimas palabras de su madre…”bollito”… ¿Porqué tenía esa extraña facultad de ponerla en ridículo en los momentos más inadecuados y no darse ni cuenta?
Bea se giró completamente roja hacia Raquel, que aún seguía en el sillón con una cara que parecía estar a punto de explotar de la risa, y con una mirada asesina Bea le dijo a la morena:
-Ni una palabra.
Y pasó rozando el sillón donde estaba sentada Raquel, dirección a su cuarto, cuando la oyó decir:
- Claro que no…bollito…
Esto último lo dijo con mucho rin tintín, lo cual provocó que Bea se enfadara y subiera rápidamente las escaleras.
Entró en su cuarto dando un portazo.
¡¿ De verdad tendría que compartir todas las tardes con esa tia?!!
Bea se asomó por la ventana de su cuarto y miró al cielo… Aún seguía nublado, y los nubarrones se acumulaban formando una masa grisácea en el horizonte.
 
-Creo que va a haber tormenta- pensó.
En la planta baja, un par de ojos tormenta miraban las escaleras que llevaban al piso de arriba con un extraño toque de arrepentimiento.